Cuerpos tatuados de la cabeza a los pies, caracteres agresivos y violentos, y un lenguaje propio son algunos de los rasgos identificativos de los jóvenes integrantes de las maras salvadoreñas: diversas pandillas enfrentadas entre sí.
El director franco-español Christian Poveda nos introduce en las vidas cotidianas de estas maras a través de La Vida Loca: un documental que nos muestra el ambiente delictivo y violento en el que viven estos jóvenes salvadoreños, y que tiene como protagonistas a dos importantes bandas enfrentadas, La Mara 18 y La Mara Salvatrucha.
Christian Poveda se infiltró durante más de un año en La Mara 18 con el fin de buscar los motivos que impulsan a estos jóvenes a vivir en un mundo de droga, violencia y marginalidad, que normalmente acaba en asesinato. Del mismo modo acabó la vida del director el pasado 2 de septiembre de 2009 a manos de unos mareros.
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